Dos mil millones de personas carecen de saneamiento básico y el 72% de ellas viven en zonas rurales. Al ritmo actual, el acceso universal a un saneamiento gestionado de manera segura no será una realidad hasta el siglo XXII.
Los niños y las niñas, y las personas más vulnerables son quienes más padecen las enfermedades derivadas de un saneamiento y una higiene deficientes: las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por el escaso acceso a estos servicios.
En muchos países sigue siendo complicado conseguir que el saneamiento y la higiene pasen a ser una prioridad política e invertir los recursos que demandan. Esto coincide con una disminución del gasto que los donantes destinan a saneamiento básico desde 2015. A pesar de los éxitos logrados, los programas todavía no han alcanzado para producir resultados equitativos y sostenibles a escala.